jueves, 12 de mayo de 2011

Día 7 - Se acabó lo que se daba


 07:00 – De nuevo suena el despertador. Nos preparamos, duchamos, organizamos todo un poco, y nos vamos a cubierta a ver llegar el barco al puerto, que había llegado con 30 minutos de adelanto.






Guíanos, aventurero.






















Una vez disfrutado de las espléndidas vistas de un puerto mercantil (aunque bueno, la verdad es que con el zoom de la cámara las vistas no son tan malas), nos dispusimos a bajar a por nuestras monturas.

¡LAS RATAS DEL AIRE!

3 – 2 – 1  ¡PIP!


¡Y allá que vamos!





 








Una vez depositados en tierra firme, paramos para poner dirección en el GPS, y pelearnos un poco con él para salir de Barcelona, con el tráfico de un martes laboral a las 09:00

Coincidimos en el ferry con un equipo de televisión que se dirigía a Portugal hacia el circuito de Estoril

Alguna pirula nos hizo, lo que provocó que Felipe y yo nos separáramos después de 7 días. Él fue por un lado, y yo por el otro. Pero bueno, fue únicamente durante 30 minutos o así. Una vez pasado el peaje, casualmente nos acabamos encontrando en la primera área de servicio que había.


Resuelto esto, decidimos quedarnos allí a desayunar, ya que no habíamos comido nada y estábamos hambrientos.

2 croissants y un zumo de naranja, 6’50 euros. Estamos de vuelta en España…


Y a partir de aquí, la verdad, poco más que añadir. La vuelta tranquila, pero con la monotonía de hacerlo por autovía-autopista durante todo el tiempo.



Muchísimas gracias a todos por leer esta crónica, escrita con toda la ilusión del mundo, que ojalá haya hecho disfrutar a todo aquel que ame la moto y el placer de viajar sin destino concreto, y que haya convencido a todos los que no saben si emprender este o aquél viaje o aventura.



Quedáis emplazados a leer nuestras peripecias en este mundo, el de las 2 ruedas, que  si todo va bien, no dejaremos jamás de los jamases.


Hasta pronto….


Tiempo total sobre la moto: 6:30 horas
Kilómetros realizados este día: 550 km.


Kilómetros Totales: 3.500 km. / Kilómetro más, kilómetro menos...






PD: Cada uno durmió en su casa...


miércoles, 11 de mayo de 2011

Día 6 - Arrivederci Italia

El penúltimo día de ruta. El más corto en cuanto a kilómetros sobre la moto. Sólo nos restaban 80 hasta llegar a Génova, donde diríamos adios al periplo italo-franco-suizo, y volveríamos a saludar a la vida aburrida y monótona del trabajador (y hay que dar gracias por tener trabajo, todo hay que decirlo).


Hizo un poco de frío esa noche...




Con más pena que gloria nos levantamos sobre las 7, bajamos a desayunar a las 7:30, y nos pusimos en marcha a las 8:00.



Sobre la moto en los primeros kilómetros, pensaba sobre todo lo que habíamos pasado. Las carreteras sobre las que habíamos disfrutado, las miles de curvas recorridas, los litros de gasolina mejor invertidos hasta ese momento.
Habían llegado a su fin. Ahora nos dirigíamos irremediablemente hacia un mastodonte de cientos de toneladas, en el que dejaríamos nuestras monturas, atadas y en plena oscuridad, y que nos devolvería a la realidad de la vida. No más aventuras que alguna esporádica salida cada 2 semanas, si hay suerte.



Pero hay que ser positivos. Hay que comenzar a preparar el viaje del verano que viene, si Dios quiere, a Cabo Norte o a la Capadocia. Volver a sentir la ilusión de trazar rutas en el ordenador, imaginándonos rodando por las zonas marcadas, disfrutando de cada segundo, sintiéndonos libres.


Sí, hay que ser positivo. Siempre. Hay que pensar que cuando se acaba algo, es porque queda menos tiempo para otra cosa...

Carrera genovesa a primera hora de la mañana...

Qué pereza....



















Mientras pensaba todas estas cosas, parece que los astros se aliaron, y nos regalaron una preciosa despedida. Los últimos 50 kilómetros hasta llegar al puerto, son una maravilla. Muchas curvitas, poca gente, y muy buena carretera. La verdad es que disfrutamos mucho de estos nuestros últimos kilómetros en este país.







Sobre las 9:30 llegamos al puerto de Génova. Nos metimos en el puerto mercantil, y nos dimos cuenta de que por ahí no era. Así que seguimos buscando...

El faro de Genova.





- "¡Mira, nuestro barco!"



Perfecto, ya sabemos dónde está, ahora vamos a buscar la entrada al puerto de vehículos.
Ya que estábamos perdidos, hicimos algo de turismo...

Y vuelta hacia aquí,  y vuelta hacia allá, y no había manera...

Preguntamos a una agente de la ley, que nos explicó cómo llegar...y ni con esas...

Y seguíamos las señales....y nos llevaban al mismo sitio donde empezamos...y no veíamos la entrada....


Así 1 hora y cuarto.

Total, que después de 300 vueltas al puerto de Génova (no demasiado bonito, ni limpio, como la mayoría de puertos mercantes...), nos decidimos. Vamos a ir al revés de donde ponen las señales, y a ver dónde nos lleva.

¡BINGO!


Ahí estaba la entrada, en un túnel al que sólo se llegaba si no hacías caso a la señal, y seguías recto en lugar de girar como te decía.


Así que ya nos dirigimos hacia la "aduana" del puerto (no sin antes hacer una pirulilla, que ya nos tocaba después de todas las que nos hicieron a nosotros, ;)).

¡Objetivo conseguido!

Y allí llegamos, a la cola de espera del ferry, con 2 horas de antelación. Total, que dejamos allí las motos y nos fuimos a un centro comercial a hacer algo de tiempo, que la "torraera" que nos caía era poca, y si nos quedábamos allí nos hubiéramos quemado pero bien.

Detalle de los baños del centro comercial.

Así se ven todas las machas, hasta las de sangre...


















Nos hicimos un McDonalds antes de irnos (comida autóctona italiana. Chiste fácil. Me pedí unos McArrones (ack,ack,ack)).

Que siga el festival del humor. "Qué calor hace. ¿queréis un polo?" ...

A eso de las 12 y media decidimos que ya estaba bien, que echábamos de menos a las burras, y queríamos estar con ellas antes de que se quedaran solitas del todo.

Allí estaban las pobrecitas, al sol...


A las 13:00 embarcamos por fin las motos.

Frames de la grabación que pondré más adelante, con la entrada al ferry.


 
 


La verdad es que estábamos un poco asustados por el tema de atar las motos. Si las teníamos que atar nosotros, como el barco se moviera un poco más de lo normal, iban a acabar las pobres en la piscina de 4 plantas más arriba.
Pero no hubo problema. En cuanto paras la moto, se acercan los operarios y las atan ellos sin ningún tipo de explicación. Caso resuelto. Respiramos tranquilos.



Cogimos las cosas, y "parriba".

La verdad es que me sorprendió gratamente el ferry. Yo lo esperaba algo más como un barco pesquero, pero todo lo contrario, era como un pequeño crucero. No le faltaban comodidades.
Piscina, bar-restaurantes, tienda de regalos, sala de recreativos, ...


 



















A las 15:00 zarpamos.


La primera hora se pasa bien. Haciendo fotos al puerto del que nos alejamos. Viendo todo el barco una vez estamos lejos del puerto...



Nada en el horizonte
Detalle de una línea de barcos. Todas con Looney Toons. "Me pareció ver un lindo gatito"




"Otia, sí que lo vi, sí"

¿Y ahora qué?


¿Qué leches hacemos desde las 16:00 hasta la hora de dormir?  Porque como durmieras la tan famosa siesta española, a ver cómo luego te dormías por la noche...

La soledad del mar...



Parece mentira.
Después de 3000 kilómetros con la moto; de estar 11 horas cada día sobre ella; de tener el culo más dolorido que nunca; de haber momentos en los que la tirarías al suelo de una patada, y seguirías andando. Después de todo eso, echaba de menos andar en moto...

Fijaos en la contaminación que hay en las ciudades.
Las fotos no están retocadas en absoluto. 

 

Están hechas en algún lugar de la costa francesa. 





Pero bueno, es lo que hay. Nos quedaba el consuelo de que mañana a las 9:00 llegábamos a Barcelona, y aún teníamos 550 kilómetros hasta llegar a Alicante, para poder despedirnos dignamente de nuestras monturas. Así que paseamos un buen rato, nos tomamos algo en la piscina, escuchamos algo de música, y cuando nos quisimos dar cuenta, ya era hora de cenar.



Cenamos, y a dormir, que mañana será otro día....



Tiempo total sobre la moto: 2:30 horas
Kilómetros realizados este día: 90 km.


Kilómetros Totales: 2.950 km.



PD: Ahora sí, compartimos camarote...

martes, 10 de mayo de 2011

Día 5 - El principio del Fin

Ruta inicial prevista:



En este día ya iniciábamos nuestro camino de vuelta hacia Génova, que era donde íbamos a coger el ferry.





Al cambiar la ruta el día anterior, ya iniciábamos el camino desde más cerca aún, así que decidimos ir con mucha más parsimonia (que dado el grado de stress alcanzado en las carreteras, la verdad es que se agradecía mucho). También llegamos a la conclusión de que no íbamos a ir a Bérgamo, porque al día siguiente había que estar a las 13:00 en Génova, y entre estas dos ciudades hay unas 4 horas de carretera, así que, a poco que nos perdiéramos, o nos retrasáramos, no llegaríamos a tiempo. Así que decidimos hacer noche en un punto intermedio, en Piacenza.




















Pues así se inició el día. Si ya íbamos a ir más tranquilos de lo habitual, había que añadir que el desayuno lo servían a las 8. Así que, entre pitos y flautas, salimos en ruta a las 9:00.


Como consejo a futuros viajeros, esto no lo podéis hacer. Si algo teníamos claro al volver del viaje, era que, para el viaje del año que viene a Cabo Norte o Capadocia, había que estar en ruta antes de las 8 de la mañana, y desayunar ya a medio camino, porque se nos echaba la noche encima, y el cansancio acumulado hacía muy duro llegar al fin de etapa.

En este viaje ya sabíamos todo esto, y nos lo tomamos con mucha tranquilidad, ya que la ruta era variable, y con llegar el lunes a las 13:00 a Génova nos valía. Todo lo que viéramos bien visto estaba. Pero para un viaje de más días, o con rutas más largas, es imprescindible ponerse en camino cuanto más temprano, mejor.



Una vez hecho el inciso, continúo con la crónica:


Antes de salir salir, nos dimos una vueltecita por el pueblo, para ver cómo era de día, y la verdad es que había bastante más vida de la que creíamos.


















Salimos en ruta sobre las 09:00 en dirección Passo Rolle. Nos acercamos. Bien, está abierto. Proseguimos marcha...
 

Llegamos a la cima. Paramos. Hacemos fotos...

Otra cima más. Un poco más baja que el resto, pero igual de divertido llegar a ella.







Preparadas para la acción.


















La verdad es que nos sorprendió gratamente, ya no la cima del passo en sí (era una estación de ski normal y corriente, a casi 2000 metros de altitud), sino todo lo que siguió a continuación. Si teneis opción de mirar el mapa en el google maps (os ahorro la búsqueda), os podréis hacer una ligera idea de lo divertida que es la carretera durante unos 45 kilómetros. El firme perfecto, carreteras anchas, y casi sin coches. Alguna moto nos cruzamos, pero, de verdad, qué bien nos lo pasamos.


















Una vez pasado todo esto volvíamos a la "realidad" de las carreteras "tranquilas" italianas.



Camino de Riva Del Garda.


Nos dirigimos hacia Trento, y una vez allí fuimos hacia Riva del Garda.

Que viene mama paaaaaata. ¡Pachín! Que vienen los patiiiiitos. ¡Pachín!



















Como ya era la hora de comer decidimos parar por allí a hacernos unas pizzas, y ya continuar tranquilamente. Craso error.  Aquello era como la Playa de San Juan en Agosto (Dependiendo de dónde seas, puedes cambiar el nombre de la playa por el lugar más transitado y agobiante  de tu ciudad, y el mes en el que más gente hay). No podía haber más gente. Si a esto le sumas que hacía un día propio del verano mediterráneo, pues no hay más que decir.
Cegados por el sol.

Ahora bien, muy bonito el Lago di Garda. Es el lago más grande de Italia, y uno de los más turísticos.
En la entrada de Riva del Garda

 

El entorno también es muy bonito, ya que está situado en uno de los muchos valles que hay, ya que hay muchas montañas a su alrededor, así que la estampa es de postal.

Qué zona más bonita...


Bien comidos y bebidos, reemprendimos la ruta hacia Brescia bordeando todo el lago. O esa era nuestra intención inicial, porque el GPS no tenía esos planes para nosotros.  A poco de salir, dijo que no le daba la gana ir por el lago, que tanta humedad le dolían los huesos, o algo, y fue imposible hacerle entrar en razón.
"¿Funciona el GPS o qué?"


Así que no le hicimos ningún caso, y bordeamos lo que pudimos del lago.

Tampoco pudimos disfrutar mucho de las vistas, ni del lago, ya que comenzaron a emerger de la nada cientos de túneles que hacían muy complicado disfrutar del azul del agua.

Además, había competición de barquitos de Vela. Y a los italianos les gustan mucho los barquitos de vela. Lo que se traduce en decenas cientos miles de coches aparcados en mitad de la carretera en lugares en los que en la vida se te ocurrirían. Dentro de túneles (que piensas, "¿Cómo leches un tío ha llegado a mitad del mismo, ha parado, y ha hecho marcha atrás para dejar el coche allí?". Pues lo hacen.), en TODOS los huecos que había en los laterales de la carretera, incluso en doble fila...Bueno, no voy a seguir, que luego diréis que tengo manía a los italianos. (¿Manía? ¡Lo que les tengo es envidia! Maldita conciencia que no me deja aparcar la moto ni el coche donde me da la gana....).
El famoso castillo de..de...no sé, lo vimos poniendo gasofa.




















Bueno, pues una vez "disfrutado" del lago, tocaba alejarse del agua para dirigirse hacia Piacenza, vía Brescia.
Carreteras menos transitadas, más rectas y menos curvas, pero igualmente entretenidas, las que nos llevaron hasta allí.

Un servidor hablando por el móvil






















Llegamos sobre las 19:00, y como la verdad, no estábamos excesivamente cansados, decidimos continuar un poco nuestra ruta hasta Tortona, ya que así al día siguiente iríamos menos agobiados a coger el ferry.

Prueba de que llegamos a Piacenza, la famosa.....estatua de la entrada.

A eso de las 20:30 llegamos a Tortona, ahora sí que un poquito cansados, dispuestos a encontrar un hotel para relajarnos.


Aquí el GPS nos terminó de rematar. Miramos los PDIs en él, y absolutamente TODOS los hoteles que había en el pueblo estaban cerrados, o no existían. Sólo quedaba en pie un hostal de carretera con más pinta de picadero que de hospedería.
Vamonoooos, que se nos hace de noche, y salen los vampiros...

Yendo hacia él, tuvimos la suerte de ver una señal que apuntaba hacia un hotel de 3 estrellas llamado Aurora, y allá que fuimos. Todo mejor que el burdelillo que nos había elegido el GPS.


La verdad es que no nos arrepentimos. 60 euros la noche, con desayuno y parking privado incluidos.
Aceptamos. Aparcamos. Cogimos las cosas. Subimos a la habitación.


Como eran cerca de las 22:00, preguntamos que a qué hora cerraban el restaurante,y nos dijeron que en media hora, así que decidimos subir, cambiarnos un poco de ropa, y bajar a cenar al restaurante del hotel. Ya nos ducharíamos después de cenar.





La cara del metre cuando nos vio cruzar el umbral del restaurante era un poema. Resulta que el hotel debe ser muy famoso en la zona por su "nouvelle cuisine". Todo el mundo que se encontraba cenando en ese momento allí iba vestido de boda, y con mucha clase, por cierto.

A mí me dio la sensación de que incluso la música se paró cuando entramos por la puerta, ambos pordioseros, con la cara medio negra (nos la habíamos lavado, ¿eh? Pero hay roña que no sale), vestidos medio de romanos, medio de mendigos, y con más hambre que el perro de Carpanta.



El metre, muy simpático, nos colocó detrás de la columna más grande que había en el restaurante, pero vamos, que no le culpo. Nos sentamos, nos dan las cartas y...voilà...todo en italiano. Pero claro, no era el típico lugar en el que puedes pedir spaghetti, o tortellini. Todo era en plan "Cebolla caramelizada con huerto de tomates cherry gambeando por un manto de lechuga rehogado bajo un cielo estrellado de trompetas celestiales aderezadas con scargotts marinos envueltos en una fina capa de esparto de entretiempo".          


Pero en italiano.



-"Quiero esto"
- "Y yo esto"

Y allí estábamos, bebiéndonos toda el agua del grifo (por cierto, muy buena el agua por aquella zona, te deja el cutis terso y aterciopelado) que nos traía el pobre camarero en "jarras" del tamaño de un vaso.


La primera vez que se acerca a la mesa nos dice:

- "¿spaghetti tortellini ducati valentinorossi (cambiar todo esto por cosas coherentes en italiano hablado muy rapido) ANCORA PIU D' ACQUA? (o algo así)

Inmediatamente después responde Felipe   -"Sí"

-"¿Has entendido todo lo que ha dicho?"

-"Que si nos trae otra ánfora de agua".

-"Si es que somos políndromos, o polingotas, o como se diga."


Total, que al final nos trajeron a mí Tortellinis con carne (5, no me fuera a indigestar), y a Felipe Raviolis de espinacas.

Acabamos de cenar, pagamos (que por cierto nos salió más barato que en la pizzería de Lecco), y nos subimos a dormir.





Ruta final realizada:


Tiempo total sobre la moto: 10:45 horas
Kilómetros realizados este día: 450 km.


Kilómetros Totales: 2.860 km.


PD:Uno en la habitación 240, el otro en la 250...